Lesiones comunes en deportistas: Sindrome de la cintilla iliotibial
Qué es, y cómo prevenirlo
¿Qué es el síndrome de la cintilla iliotibial?
La estabilidad del muslo y la cadera al correr está garantizada por la fuerte “fascia lata", que llega hasta la cara externa de la rodilla y que cuando se inflama incapacita al atleta para la carrera rápida. Desde los glúteos a la rodilla, por la parte externa del muslo, transcurre un tracto fibroso llamado “fascia lata” que tira de la rodilla con una fuerza extraordinaria, enderezándola en la extensión de la pierna, por lo que su función en el desarrollo de la zancada al correr es muy importante.
Se puede ver esta formación fibrosa sobresalir como una banda fuerte y tensa justo por el lado externo del muslo y rodilla, especialmente en atletas musculosos. Cerca de la rodilla, el “tracto iliotibial” pasa por encima del borde externo del fémur y tiene debajo pequeñas bolsas de fluido para amortiguar el roce sobre dicho hueso.
Un cambio en la pauta normal de nuestros movimientos, por correr sobre superficie muy dura (asfalto) o muy blanda (terreno embarrado), por correr en fuertes pendientes (carrera de montaña) o, sencillamente, por aumentar la intensidad de los entrenamientos, hace que haya fricción entre la “cintilla” y los tejidos adyacentes, lo que origina inflamación y un dolor que invalida al que lo sufre para la carrera.
¿Cómo se trata esta lesión?
Hay una amplia gama electroterápica para tratar este tipo de afecciones. Desde los clásicos ultrasonidos, hasta el láser o la más novedosa electromagnetoterapia por radiofrecuencia son de gran eficacia para ayudar o auxiliar a la resolución del cuadro, aunque por sí mismos no son determinantes.
Son más importantes las maniobras desfibrosantes como el masaje transverso y profundo tipo Cyriax o las más novedosas técnicas de puntos gatillo desfibrosados según Typaldos, con las que conseguimos romper las posibles adherencias que hayan creado las repetidas inflamaciones del tracto iliotibial. Y, muy especialmente recomendada, la técnica de Moneyron, haciendo vibrar el tendón para desadherir y calmar el dolor.
Si el dolor está muy localizado en la parte externa de la rodilla, extendiéndose bajo el borde inferior de la rotula hasta el mismísimo tendón rotuliano, con el que puede imbricarse, lo que falsea el diagnóstico. Es un dolor que comienza casi al empezar a correr y a los pocos minutos impide seguir. Su intensidad aumenta con las irregularidades del terreno y corriendo cuesta abajo.
Cede con el reposo y vuelve con el ejercicio. La mayoría de las veces se siente un “clic” característico que acompaña a la sensación de roce doloroso cuando hacemos zancada, al flexionar y extender la rodilla, por la fricción con la parte prominente del borde del fémur.
Agradecemos la revista Runners esta información